Después de las salas de internación o las aulas de los hospitales, el segundo lugar donde más se habla de medicina es en... Buenos Aires. Toda. Yo no sé si es porque uno contribuye con dos (ó hasta tres) sistemas de salud al mismo tiempo, si se debe a que la relación medicos:habitantes es altísima ó si nada más se justifica en que la atención médica es un excelente manantial de motivos para entrenear el espíritu quejoso e inconforme del porteño, pero acá pasa un montón de cosas que son inconcebibles en cualquier otro lugar del mundo:
La asistencia perfecta: aunque estés atendiendo adolescentes trasnochadas en el Pirovano o a los motoqueros más pesados de Bulón, son pocas las ocasiones en la que los pacientes no siguen a rajatablas la consultas establecidas para el control de su patología. Si tienen que tomarse la presión ocular, hipotecan la casa para pagar un remís. Si tienen que hacerse un pap, traen al consultorio a sus dos hijos menores a quienes hizo faltar al colegio. Si hay que mirar los resultados de un laboratorio, faltan tres días al trabajo. En pediatría también se estila que, si los padres no pueden, el infante viene acompañado de una hermana un año mayor (9 y 10, por ejemplo) o una vecina que mastica chicle y no sabe contestarnos nada de lo que preguntamos en el interrogatorio.
Los pacientes de la tarjeta con superpoderes: estos personajes me enceguecen de odio. Para ellos el plan que figura en la credencial de su obra social tiene el mismo valor que su reloj, sus zapatos o su celular. Están convencidos de que las palabras mágicas "510" ó "plan V " les garantizan la vida eterna, la mejor cama de terapia y que un especialista en hepatología los reciba en su consultorio de un millón de títulos porque tienen un poco de dolor abdominal. Se indignan si demoran 5 minutos en atenderlos para recetarles una pomada para un herpes labial, ignorando que es muy posible que el médico que eligieron esté retrasado porque viene de ver (en un hospital escuela) cosas que sí importan, como pénfigos o toxicodermias.
La asistencia perfecta: aunque estés atendiendo adolescentes trasnochadas en el Pirovano o a los motoqueros más pesados de Bulón, son pocas las ocasiones en la que los pacientes no siguen a rajatablas la consultas establecidas para el control de su patología. Si tienen que tomarse la presión ocular, hipotecan la casa para pagar un remís. Si tienen que hacerse un pap, traen al consultorio a sus dos hijos menores a quienes hizo faltar al colegio. Si hay que mirar los resultados de un laboratorio, faltan tres días al trabajo. En pediatría también se estila que, si los padres no pueden, el infante viene acompañado de una hermana un año mayor (9 y 10, por ejemplo) o una vecina que mastica chicle y no sabe contestarnos nada de lo que preguntamos en el interrogatorio.
Los pacientes de la tarjeta con superpoderes: estos personajes me enceguecen de odio. Para ellos el plan que figura en la credencial de su obra social tiene el mismo valor que su reloj, sus zapatos o su celular. Están convencidos de que las palabras mágicas "510" ó "plan V " les garantizan la vida eterna, la mejor cama de terapia y que un especialista en hepatología los reciba en su consultorio de un millón de títulos porque tienen un poco de dolor abdominal. Se indignan si demoran 5 minutos en atenderlos para recetarles una pomada para un herpes labial, ignorando que es muy posible que el médico que eligieron esté retrasado porque viene de ver (en un hospital escuela) cosas que sí importan, como pénfigos o toxicodermias.
Los pacientes de la tarjeta que suma puntos: Otros que me ganas de inyectarme un litro de potasio. Es una población que usa su credencial como si, cada vez que una secretaria con cara de hastío se la pidiera para hacerse un estudio, se le acreditasen millas para viajar a Europa o puntos para cambiar por vajilla de Coto. Se ponen MUY contentos cuando comentan que fueron al médico y que este sí es bueno porque les pidió "un montón de estudios". Y se sienten muy contenidos y orgullosos al decir cosas como "Densitometría Ósea", "potenciales evocados", "tomografia helicoidal con recontruccion 3D" o "análisis COMPLETO de sangre". Curiosamente, nunca aceptan abandonar hábitos nocivos y se resisten a practicarse los estudios que requieren un mínimo de invasión cuando sí son necesarios. Entonces, si su médico les pide una fibrobroncoscopía, ellos deciden que no la harán, que seguirán fumando y se presentarán el día de la consulta con 4 bolsas llenas de radiografías sacadas entre 1982 y 2007 justificándose al son de "pero Doctor! si yo me hice todos estos estudios completos!!"
No me queda claro si realmente usan esta frase para exponer un motivo válido ó si es una mera oportunidad para usar sus dos palabras favoritas en la vida, "estudios" y "completo".
Los pacientes que leyeron en internet. AGHHHHHHHHHHHHHHH.
Siempre traen comentarios imperativos disfrazado de duda (para esto no es mejor en cápsulas blandas?), confesiones de tratamientos que son una chantada ("yo me cuido con terapia colónica"), información erradísima y grave ("no vacuno a mis hijos porque dá autismo") y otra que no tanto ("lavo los corpiños antes de usarlos para que no me dé cáncer de mama").
Yo me confieso adicta a internet, pero creo que soportaría la peor de las abstinencias con tal de que desaparezcan estos personajes.
Obviamente, desde la última definición de salud de la OMS, también hay que abarcar el aspecto psicológico. Y acá es otra vez lo mismo: no sé si es porque hay muchos psicólogos, muchas revistas de psicología o muchos taxistas, pero vuelven a evidenciarse diferencias drásticas con gente de otros lugares. Y en esta población, aunque nací en otra parte, me incluyo y todo.
Hace unos años, si conversaba con amigas sobre un chico que me gustaba y no me correspondía, las opiniones eran más o menos siempre iguales: "es un pelotudo"ó "invitalo a salir vos".
Hoy las charlas son mucho más extensas, y en general terminan con teorías tan complejas como incomprobables "es que pensá que, por lo que parece con los hermanos él fue un hijo no deseado. Por lo tanto el deseo en él está trastocado y hasta que no resuelva su deseo no va a poder desearte a vos. "
Hace unos años, si conversaba con amigas sobre un chico que me gustaba y no me correspondía, las opiniones eran más o menos siempre iguales: "es un pelotudo"ó "invitalo a salir vos".
Hoy las charlas son mucho más extensas, y en general terminan con teorías tan complejas como incomprobables "es que pensá que, por lo que parece con los hermanos él fue un hijo no deseado. Por lo tanto el deseo en él está trastocado y hasta que no resuelva su deseo no va a poder desearte a vos. "
También pasa que acá es tan común decir que vamos a terapia como quien va al dentista. O más, es como si siguiéramos una dieta orgánica estricta o como si corriéramos 6 km cada día. Da la sensación de autocuidado, de hacerse cargo del problema y esforzarse por resolverlo. En mi ciudad natal, en cambio, yo tengo práctimente vedado hablar de mi psicólogo delante de las amigas de mi madre. Si vas a terapia es porque tus papás se separaron, no te definís sexualmente o sufriste algún suceso traumático. Y sólo saben los más cercanos, porque si la información se filtra -aunque toda tu vida te hayan apodado "Rulo", "Tana" "Negro" ó "Gordo"- pasás a ser, irreversiblemente, "el loquito".
13 comentarios:
Esta es, definitivamente, una ciudad de psicóticos hipocondríacos.
En el interior profundo la gente vive con menos problemas porque le interesa tener menos problemas.
Allá ser simple es solo una característica. Aca, un demérito.
La gente está muy enferma de neurosis ahí, te pasan por al lado puteando o hablando solos. Últimamente no tolero BsAs por más de 4 días.
muy bien descripto.. me encanto.
saludos
lo de las charlas que derivan en teorías psicológicas complejas e incomprobables, tal cual.
muy divertido el blog :)
es verdad, Betty, en Buenos Aires se toma al psicoanálisis como verdad revelada y no como una teoría, como tantas otras
x suerte, yo soy de osecac y los médicos tienen instrucciones precisas y secretas (o eso creo yo) de reducir la pavada de los estudios al mínimo
es más, debería hacerme un análisis de sangre completo, a ver qué onda, que ya cumplo 37 y pienso con qué puedo engatusar al dotor para que me haga la orden
Será a causa de mi bajísima exposición al cemento apilado en mi primer cuarto de vida o a los razonamientos arcaicos que me gobiernan, pero sólo iría al psicólogo para confirmar(me) que su clientela está basada en gente que no tiene a quien revolearle lamentos sin cargo.
augusto: SHHHHH lo de hipocondriaco no lo diga, que me quedo sin trabajo.
Miranda: tecnicamente, la neurosis es casi casi como tener proteccion genetica contra el VIH.
Infalible: gracias! aunque debo confesarle que con ese nick esperaba un poco mas de severidad. Es la costumbre, vio?
Mariana: AYYYY vos dibujas tan pero tan lindo. Adoro tu blog, un honor que te haga reir el mío.
Marie: perfecto. voy anotando.
mtz: disiento, pero en fin. QUiere el numero de facu?
Me trajiste un recuerdo de la infancia
mi mamá era médica de cabecera de Pami y atendía en un consultorio en La Boca (a media cuadra de donde vivíamos)
Todavía era la época en que La Boca se inundaba mal con las sudestadas, mal, metro de agua en la puerta, sin luz por prevención y así y todo, los viejos del Pami de 200mil años, recontra cachuzos y todo, iban, porque no querían perder su turno...
mi vieja se ponía loooca y los mandaba a la casa, usted quiere morirse? con este frío y esta lluvia?
betty por lo gral te entiendo pero también es insoportable ir al médico por un problema y que éste o ésta te pongan un tonito de suficiencia y te digan términos que sólo usan los médicos entre sí y se crean iluminados por eso, uno no va al médico porque está aburrido (aunq recapacito, yo no voy al médico a romper las pelotas pero sólo puedo hablar por mi), sino a buscar una respuesta al menos a alguna situación física que supera la vida normal, y muchas veces te encontrás con malos tratos y cero disposición al paciente, como si te estuvieran haciendo un favor y no como si fuera su trabajo
igula lo de los tarjetas son los mismos q cuando das clase y le pones mala nota a su insufrible y vago retoño te vienen a patotear
y lo del psicólogo, ahí tiene razón, estimada
Marie: vio que si? son tan aplicados! para mi es fabuloso, pero yo soy dl interior y se re nota. Voy a una de cada 4 consultas que arreglo con un médico. Las secretarias me odian.
Mirella: y sí. Igual creo que con todo el tema de las demandas, aunque sea por miedo, ese trato suficiente ira cambiando. Yo creo que se puede ser conciso, empatico y respetuoso aunque las consultas sean de 10 minutos. No es solo tiempo.
AY, ayer le contaba a mi psicologo esto de las charlas con mis amigas y que me parecía un efecto adverso del psicoanalisis eso de andar tejiendo teorias incomprobables. No le parecio tan mal. Y lo peor de todo es qu eparece que no hay vuelta.
Anonimo: ehhh. motel
betty , atendeme vos, por favor!!
Qué feo ese prejuicio provinciano hacia el psicoanálisis. Yo tengo otros mejores.
mire: dele! falta ta poquitoooo
señor K: ay cuente, cuente. Yo desubri que siempre te quieren llevar la contra. El otro dia dije en mi sesión : "yo nunca voy a querer el alta porque como me va a tocar lidiar con los problemas de todos mis pacientes necesitaré profilaxis psicológica" y Facu me dijo que no, que las cosas tienen principio y fin....pero TOOOODAS las veces anteriores senti que iba a ir a analizarme de por vida.
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