Una deficinición de la palabra felicidad refiere a un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien. Pero para mi, esa aseveración es errónea.
Tengo motivos para creer que felicidad y tiempo presente no son compatibles, ya que lo que modela la felicidad es el deseo y no el logro.
Una pareja no es feliz porque sus miembros se entienden de maravillas o porque se confiesen enamorados, sino porque van a irse el fin de semana a San Pedro en carpa, porque sus hijos se van a llamar Ivan o Tamara o porque algún pariente optimista y esperanzado ya les regaló un juego de respasadores.
En otro ámbito, un estudiante no es más feliz con un 10 que con un 9, y la dicha de un empleado administrativo no es mayor un sábado -con el fin de semana declarado e instalado- que un viernes a las 17 hs, planificando el partido de fútbol o el asado con los amigos.
Es más, un par de botas nuevo supone ser La Felicidad hasta que las tenemos. Y entonces ahí nos damos cuenta de que, si bien son fantásticas, no nos combinan con ningún saco.
Cada meta, cada objetivo, cada gol es un pasaporte a este universo de alegría, goce y bienestar, hasta que lo conseguimos.
Tengo motivos para creer que felicidad y tiempo presente no son compatibles, ya que lo que modela la felicidad es el deseo y no el logro.
Una pareja no es feliz porque sus miembros se entienden de maravillas o porque se confiesen enamorados, sino porque van a irse el fin de semana a San Pedro en carpa, porque sus hijos se van a llamar Ivan o Tamara o porque algún pariente optimista y esperanzado ya les regaló un juego de respasadores.
En otro ámbito, un estudiante no es más feliz con un 10 que con un 9, y la dicha de un empleado administrativo no es mayor un sábado -con el fin de semana declarado e instalado- que un viernes a las 17 hs, planificando el partido de fútbol o el asado con los amigos.
Es más, un par de botas nuevo supone ser La Felicidad hasta que las tenemos. Y entonces ahí nos damos cuenta de que, si bien son fantásticas, no nos combinan con ningún saco.
Cada meta, cada objetivo, cada gol es un pasaporte a este universo de alegría, goce y bienestar, hasta que lo conseguimos.
La felicidad es el ímpetu gracias al cual cumplimos lo que nos proponemos y no la comodiad del podio.
Es la sensación inminente de que ese giro imposible esta vez sí nos va a salir, no la terminación del mismo, prolija y dentro del tiempo musical.
Es, en un exámen final, saber exactamente qué vas a contestar a la pregunta que te hizo el profesor y no la nota alta en la libreta.
Es el estado de ánimo que se complace en el deseo de un bien.
O la felicidad es también el estado trancisional y ficticio entre el momento en el cual crees que superaste todo y el preciso instante en el que el cretino abre la puerta de tu oficina con dos cafés "porque hace bastante que no hablamos".
O la felicidad es también el estado trancisional y ficticio entre el momento en el cual crees que superaste todo y el preciso instante en el que el cretino abre la puerta de tu oficina con dos cafés "porque hace bastante que no hablamos".