27 abr 2007

Cartas de Mamá


Me corté (bastante) el pelo y, si bien ya desde antes cada tanto me lo comentaban, ahora la gente no deja ni un segundo de decirme que soy igual a Jennifer Beals, la protagonista de Flashdance.

Como la verdad yo no me veo parecida, le mando un mail a mi madre con este link y el siguiente texto:
"Me dicen que me parezco a esta actriz, pero para mí nada que ver. Vos que sos mi mamá y me reconocerías sobre todas las cosas, qué opinás?"

A lo que contesta:
"Ay hija, no entiendo por qué se ven así todas las fotos, pero qué lindo te queda ese vestido rojo!!!. Tenes que usar aros y maquillarte más seguido, viste que yo siempre te digo."

5 abr 2007

Algoritmo para dejar a un novio

Si bien empezar una relación (con todo lo que eso implica: conocer a alguien, a su familia, a sus amigos, reorganizar la agenda semanal) no resulta tarea sencilla, lo más dificil, lo más duro, lo que más cuesta, lo imposible, es terminarla.

Sea que estemos dando fin a un noviazgo de cuatro años o a un romance de verano, la cosa siempre se nos termina yendo de las manos y haciéndonos (o haciéndolo) sufrir mucho más de lo que teníamos pensado.

Yo, por ejemplo, computo:

1) un ex devenido en amante.

2) otro devenido en psicologo.

3) un tercero devenido en enemigo y al que, a la menor intención de contacto, le propicio amenazas terribles.

4) Otro con quien siempre tenemos ganas de vernos pero con quien jamás coincidimos en tiempo y lugar.

5) otro que apenas recuerdo y del cual no supe nunca mas nada.

6) uno mas que me llama por cuestiones relacionadas con su salud y el cual, despues de hacerme perder el tiempo, no hace nada de lo que yo le indico.

7) uno con el que hablamos de temas únicos e increíbles pero nunca de nuestras respectivas vidas sentimentales, como si de un acuerdo tácito se tratara.

Como verán, casi ninguno de estos vínculos ulteriores contribuye realmente al bienestar de mi salud mental. Y creo que la culpa de todo la tiene la manera (indefinida, débil, dubitativa) en la que se terminó el romance.

Por eso, estimados lectores, me aventuro a propiciarles el siguiente esquema que, si bien no pretende resolver todas las dificultades afines a una ruptura, al menos las organiza: