17 feb 2008

The arithmetics of love

Agujero en el alma + Jimmy Scott= suicidio

Agujero en el alma + Jimmy Scott - Preparar tu equipo de montaña= lesiones leves pero que no comprometen significativamente la vida. Cortes en vasos perifericos, toxicidad medicamentosa, ingesta de corrosivos.

Agujero en el alma + amigas pendientes todo el tiempo= llanto inconsolable, intentar acelerar el tiempo durmiendo paraque pase el dia. Imposibilidad de conciliar el sueño

(Agujero en el alma + Jimmy Scott) * encontrar una remera suya= suicidio con cucharita.



5 feb 2008

Competencias Comparativas

Dentro del mercado amoroso hay cualidades que descollan y que son prácticamente imposibles de resistir. Un chico más o menos lindo, si además toca (bien) la guitarra, la rompe. Uno con una nariz desafortunada pero exitoso en lo suyo, encandila. Uno medio bobo pero escandalosamente lindo, gana seguro. Uno que es un 6 pero tiene un sentido del humor agudo e inteligente, hará que varias suspiren por él.

Otros atributos, en cambio, constituyen el grupo de los mas triviales, los menos advertidos: a nadie le va a gustar alguien nada más porque sea agnóstico, porque tenga muchos amigos, porque te prepare café mientras te das la cabeza contra la pared tratando de entender piso pelviano, porque trabaje o porque no se drogue demasiado. Todo esto, claro, si lo vemos de manera objetiva y fuera de contexto.

Pero qué pasa si el último chico con el que saliste era un fanático religioso que te arrastraba a misa todos los domingos?

O si tu novio anterior disponía de tus fines de semana (los cuales tenias previsto dedicar a mirar House MD en la cama con la cara embebida en Tri Luma para sacarte la melanosis de la piel) porque no tenía amigos o alguien más con quién ir de copas?

Qué hay de la que soportó una pareja que no entendía su carrera y armaba un escándalo cada vez que le decía “no, tengo que estudiar”? Y al eterno mantenido? Al que se metía en la nariz todo lo que encontraba y después te perdía perdón?

Y acá entran en juego, mis estimados, las benditas y oportunistas competencias comparativas. Benditas porque gracias a este concepto, los errores o falencias de personas que ni siquiera conocemos, nos pueden acercar al ser amado. Oportunistas porque cuando esos detalles que no nos gustan del otro dejan de ser tales y empiezan a repicar como una campana fuera de control, cuando ya sentimos que soportamos demasiado y que no damos más, entonces alguien cuyo único merito sea tener esa característica dominante invertida nos parecerá perfecto.

Dejamos al músico para refugiarnos en los torneados brazos de un deportista, a un tipo más grande por nuestro compañero de facultad, al maestro de jardin de infantes por un adicto al trabajo que usa 3 celulares simultáneamente o al ingeniero prometedor por nuestro profesor de escalada.

Abrazamos el nuevo y contrapuesto rasgo, lo celebramos, se lo contamos a nuestras amigas, nos enorgullecemos, pensamos que esta vez sí. Y posiblemente viviremos felices un tiempo, hasta que nuevas diferencias germinen agotando nuestro pool de paciencia, que aunque erosionada y raída seguirá apuntalando cada nuevo amor.

Finalmente, aunque el panorama es bastante lúgubre y desalentador, me queda el consuelo de pensar que esto no se trata de un ping pong del tipo "salgo-con-un-divertido-al-que-dejo-por-superfluo-y-me-paso-a-un-serio- que-me-da-mas-sensación-de-profundidad- pero-que-al-tiempo-dejo-por-un- divertido-porque-me-aburría". No, acá las diferencias van cambiando, hay algo así como una suerte de evolución, el ideal se va remodelando y capaz llega el día en el que uno aprende lo suficiente como para dar fin a la perseverante peregrinación o, caso contrario, aparece un amor de esos tórridos que te hacen leer discursos como éste y sentir y darte cuenta de que, en realidad, nunca tuviste idea de nada.