16 jul 2007

Llámate Brandon y rajarás la tierra

Para las chicas


Brandon Routh




Brandon Lee




Brandon Boyd. Oh.




Pero no es de babosa, ni un poco.
Es que volví a ver Pi y me reenganché con esto de la búsqueda de patrones.

9 jul 2007

Charlie y la fábrica de Romance


Dicen los cuentos felices que basta con desear mucho algo para conseguirlo, pero hay gente (cuyo pensamiento es demasiado mágico o demasiado ingenuo) que convierte esta frase, que supone ser apenas un apuntalador del ánimo o un recurso para relatos fantásticos, en un modus vivendi.

Todos necesitamos querer y que nos quieran, aunque curiosamente, por algún sabio mecanismo de la naturaleza, no son pocos los momentos en los que estamos solos. Y no son pocas las personas en las que no son pocos los momentos en los que están solas.

Sin embargo, durante este período la manera en la que se vivencie tal singular sentimiento puede variar entre dos extremos lejanísimos. Algunos subliman la falta de abrazos haciendo cosas que de otra manera jamás podrían: viajan, coquetean con medio mundo, prescinden del depliado en invierno, se anotan en un curso de grabado porque tiene tiempo, se acuestan con un amigo/a.

Otros, en cambio, dedican ese mismo tiempo a esperar con una impaciencia que -a veces- logran camuflar satisfactoriamente. Mientras, ven cómo amigos que sí están en pareja van a cenar a lindos restaurantes, cuentan una y otra vez la anécdota de cómo se conocieron o eligen nombres para los hijos. Asimilan, expectantes, porosos y perceptivos, cada detalle, cada nombre de película o cada dirección, agazapados en el hastío de su soledad, imaginando cómo aplicarán todo lo aprendido cuando les llegue su turno.

Y
finalmente, un dia, conocen a alguien.

No importa si es en el boliche, por chat o en un parque en otoño. No importa si es medio imbécil, si no combina bien la ropa, si no hace nada de su vida o si tiene un tono de voz insoportable. Es alguien.

Y ellos tiene tantas ganas y tantas cosas que ofrecer y tanto amor guardado.

Entonces arremeten, como una topadora o como una inmensa bola de estaño, enérgicos, convencidos de que esta vez sí les tocó el amor.

Y así, su superficie, que era sensible y permeable a todo dato de carácter romántico cuando estaban solos, de golpe se transforma en una pátina resbaladiza e impenetrable.
Se vuelven refractarios a cada detalle del mundo exterior, no responden a alarmas, no entienden gestos, no tienen la capacidad de interpretar sutilezas, no decodifican mensajes. O los decodifican erróneamente.

Interpretan, por ejemplo, un:

"la pasé bien" como un "te amaré por siempre"
"qué linda tu casa" con un "vivamos juntos ya"
"me gustás" con un "sos la única persona con la que estoy"

La ansiedad y las ganas de ser felices o de ser todo lo que vieron los obnubilan y los vuelven ciegos a la realidad, que a veces es muy distinta al idilio de tul y violines que se inventaron y que creen estar viviendo.

Lógica e inevitablemente, llega el día en el cual se dan cuenta de una manera no muy amable cuál es el lugar que realmente ocupan en la vida del otro; ya sea descubriendo que no había contrato de exclusividad, exigiendo una explicación tras la cual los mandan a freír rábanos o evidenciando la desorientación su amada/o ante una propuesta del tipo "hoy tenemos el cumpleaños de Felicitas" o "nos invitaron a comer mis viejos"

No sé si es justo, pero, finalmente, la torpeza y la necedad se paga con desilusión. El desamor no perdona negligencias y el castigo para el que no quiere ver será el de estrellarse la cara contra el piso, una y otra vez, hasta que el dolor, desgarrante, les haga recuperar la sensibilidad perdida.


Anger Management II

Me llegó un mail que decía lo siguiente:
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A los interesados que aún no hayan reservado su lugar, por favor, hacerlo.

Miércoles de 20.00 a 22.00 hs.
XXXX 689 (y XXXX)
Comienza miércoles 4 de julio
Informes e inscripción:
XXXXX@hotmail.com ó MMMM-MMMM

Requisitos:

Ropa cómoda y tener ganas de:
Divertirse
Encontrarse
Descubrirse
Reírse
Vencer sus miedos
Ampliar sus límites

Volverse más sensibles
Más imaginativos
Más felices
Más valientes
Más libres
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Odio las cosas sin disciplina, la pavada sobrevaluada, la holgazanería disfrazada de arte.

Si quiero:

divertirme, leo "Barcelona"

descubrirme, me miro al espejo o subo el Aconcagua

reirme, miro capítulos viejos de "Amigas y Rivales en Youtube"

vencer miedos, voy a terpia

ampliar mis limites, leo más.

Si quiero volverme:

más sensible, escucho Estela Raval

más imaginativa, monto una obra

más feliz, tomo mas clases de danza, pero de danza posta.
Tengo unas ganas locas de irrumpir en XXXX 689 (y XXXX), apagarles el disco de Enya, sacar una Ithaca de mi bolso y llenarle el esófago de plomo a la imbécil que me mando el mail (que debe ser una señora rosada y redonda enfundada en jogging de towel lila) y a los o degenerados que concurren raudos a ese tipo de encuentros: a pensar que hacen algo con su vida, los primeros o aprovechar a tocar señoritas, los segundos.